Usted como usuario es fundamental en la lucha contra la desinformación y manipulación en internet.
Bien sea porque no quiere que sacrifiquen esos perritos dálmata en la ciudad o porque desea que las personas se cuiden de una banda de atracadores en el barrio, a veces, querer ayudar no sale tan bien como quisiera, en especial si sus recomendaciones son en realidad parte de una gran cadena de mensajes falsos.
Las noticias, fotos o videos que llegan por el chat familiar o el de sus amigos no siempre son reales, y, aunque los usuarios no son culpables de las estrategias de manipulación que circulan en las redes sociales, sí existen formas de evitar la desinformación y averiguar si realmente hay un ladrón de menores rondado su vecindario o si Carulla y Avianca están regalando premios por enviar un ‘link’ entre sus contactos.
Mientras que algunos contenidos son aseveraciones completamente falsas, otros usan información parcialmente cierta para cambiar su contexto y presentar algo diferente. Entonces, ¿cuál es el papel de los usuarios en la lucha contra las noticias falsas? Para Pablo Medina, director de Colombia Check, una de las iniciativas especializadas en ‘fact cheking’ en el país, todas las personas pueden tomar acciones y dudar de la información que llega por canales privados, aun cuando vengan de fuentes confiables como sus familiares o amigos. “Las personas confían en sus círculos cercanos aunque no hayan sido ellos quienes escribieron la noticia, pero se puede dudar, se pueden hacer búsquedas similares por cuenta propia y ver qué están diciendo otros o si alguien más ya lo ha verificado”, asegura.
Sin embargo, como bien lo apunta Medina, el problema no es solo de los usuarios. Por un lado, quienes pretenden volver virales sus engaños, dice, “saben manipular las emociones de la gente, el miedo, el odio y otras emociones negativas que son fuertes e instintivas en los humanos”, lo que resulta en contenidos que se comparten rápidamente sin que los usuarios se detengan a procesar la información o a preocuparse por si es verdadero o falso.
Por otra parte, los usuarios no necesariamente tienen tiempo suficiente para verificar lo que consumen. “En un día normal en redes, un usuario con presencia en Twitter y Facebook ve unos 10 artículos; no va a tener el tiempo de verificar todo. La desinformación pretende sobrecargarnos con información para que aunque una parte ignore los mensajes, otros, así sean pocos, se dediquen a compartirlos”, explica el director de Colombia Check.
Otro reto es la forma como operan las mismas redes sociales. Como sus algoritmos favorecen la información ‘relevante’ o afín a cada uno de sus usuarios, existe la posibilidad de que las personas se informen solo desde sus propias ‘cámaras de eco’.
“Algunas redes sociales tienden a reforzar más que otras los contenidos con los que uno es afín y hacen que uno no esté tan expuesto a puntos de vista contrarios. Lo que se crea es un círculo vicioso. Muchos usuarios no se cuestionan alguna noticia cuando surge de su propio bando o posición”, concluye Medina.
La desinformación pretende sobrecargarnos con información para que aunque una parte ignore los mensajes, otros, así sean pocos, se dediquen a compartirlos
¿Qué hacer?
Si usted desea apartarse de esos intentos de manipulación emocional, estas señales le pueden servir.
Cosas básicas como la redacción y la ortografía le dan pistas. Desconfíe de los artículos con títulos grandes y en mayúscula sostenida.
Fíjese en la coherencia de la presentación informativa. Si el artículo salta a conclusiones exageradas de repente, si no hay ninguna fuente atribuida o si todo resulta anónimo, desconfíe.
Pregúntese si la información, video o imagen entrega el contexto mínimo indispensable.
Cuestione cuál es la motivación detrás del contenido, quién lo comparte, para qué y cuál es la fuente de origen. Su familiar puede compartir algo sin ser consciente de que es falso.
Puede buscar el titular o la idea principal del artículo en cuestión en internet y ver si aparece en otros registros informativos. Desconfíe si solo hay un registro disponible y casualmente es el único que plantea esa ‘información’.
Inspeccione también el portal que aloja la noticia. Vea la sección ‘sobre nosotros’ o ‘acerca de’ para darse una idea de qué tipo de sitio está visitando.
Verifique si el artículo tiene enlaces pero no dirigen a donde deberían. En ocasiones, algunas estrategias de desinformación utilizan la apariencia visual de otro medio de comunicación conocido, pero modifican la URL.
Procure ir a las fuentes de la información, sin importar si son los mismos medios de comunicación, una figura prominente o una institución oficial. Ese tipo de ‘comunicaciones de última hora’ suelen tener registros concretos.
Si se trata de imágenes o videos, trate de buscar otros lugares en la web en los que estén alojados.
Si el video aparentemente salió de una cuenta verificada, consulte la cuenta real para contrastarlo.
En el caso de las fotografías, puede descargar una imagen y realizar una ‘búsqueda invertida’ en Google. Al usar esa función de Imágenes, encontrará fotografías similares a la de la muestra y podrá explorar por ejemplo si sale en un artículo con una fecha vieja o si ha sido utilizada en otros contextos.
También puede consultar los metadatos de un documento o una imagen para verificar el origen, las modificaciones y las fechas correspondientes.
Si usted definitivamente quiere abogar por el mundo del ‘fact cheking’, consulte portales dedicados a esta actividad e iniciativas que desmienten información. Dichas organizaciones suelen actualizar sus portales con frecuencia verificando información que circula en la web.
Referente:https://www.eltiempo.com/tecnosfera/novedades-tecnologia/recomendaciones-para-no-caer-en-noticias-falsas-en-internet-349582